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Procesos de creación: Entrevista para ‘Mujeres Artistas Incandescentes’ (I)

Lo femenino, lo ritual, lo comunitario, el abrazo, los cuidados. La entrevista que me hizo Mairea Seguí y su equipo-akelarre para el documental ‘Mujeres Artistas Incandescentes’ (MAI) me llegó muy profundo, haciéndome revisar mis entrañas para encontrar algunos ejes de la esencia de la creación.


Mairea Seguí: Vas a empezar primero, para romper un poco el hielo con cómo te llamas: Di tu nombre, de dónde vienes, qué es lo que haces…

Sonia Megías: ¿Qué es lo que hago?

MS: Sí.

SM: Me llamo Sonia Megías, soy compositora, dirijo el coro experimental CoroDelantal, también tengo un dúo que se llama Dúa de Pel, y bueno, me dedico a la música desde que tengo uso de razón.

MS: Muchas gracias. Acabas de decir que te dedicas a la música desde que tienes uso de razón, y creo que empezaste tocando con un teclado melodías que escuchabas de niña. ¿Ese fue el inicio de todo? ¿Eso fue lo que te impulsó a ser artista o tuvo que pasar más tiempo? ¿Desde pequeña lo tenías claro?

SM: Desde pequeña tuve claro que me quería dedicar a la música. Mi primer acercamiento fue con la guitarra de mi madre y también con un tecladito Casio que me regalaron cuando tenía tres años y con el que efectivamente sacaba de oído melodías que escuchaba. Ahí fue cuando mi madre dijo: “Hay que hacer algo con esta chiquilla”.

MS: Entonces, tu relación con el arte es como creadora. ¿Es algo innato?

SM: Sí. Mi padre era dibujante, mi madre también ha dibujado siempre muy bien. El arte en mi familia ha estado siempre presente como algo natural; es decir, ponernos a dibujar en casa o a cantar o a tocar era lo habitual. Entonces sí, ha sido muy natural.

MS: ¿Y hay alguna cosa que te conmueva especialmente para crear? ¿Cuál es la inspiración primigenia que te tira?

SM: ¿De cuando empecé a crear?

MS: De todo. El punto de creación en sí mismo. Esa cosa que conmueve, te tira hacia adelante de manera creativa, que te impulsa.

SM: Bueno, yo creo que estoy en la dimensión humana para crear. No tengo ninguna duda con eso. Si no estoy creando, enfermo. Creo porque es lo que he venido a hacer aquí. Y atraer a lo visible, a lo tangible, a lo escuchable/audible, algo que está en otros lugares, y a lo que accedo a través de… ¿Qué son las musas? Todas estas preguntas que nos hacemos siempre los artistas. ¿De dónde viene la inspiración? De tantos lugares…
Lo natural para mí es hacer música: cantar, tocar, dibujar…

MS: Para ti la música, en tu obra, siempre dices que está ligada al ritual, que llevas la música al ritual, algo que ya nos viene desde los griegos, el ethos y el pathos…

SM: Antes…

MS: Desde antes. Pero quiero decir esa relación entre lo colectivo, lo individual, el ritual… ¿Qué papel es el tuyo en cuanto al arte y la sociedad dentro de ese concepto de ritual, de arte colectivo, de transformación… ?

SM: Yo creo que el arte es social o no es arte. La música es social o no es música. La música ha sido parte fundamental en los rituales, ha sido la manera de conexión con lo invisible desde que el humano es humano. Celebrar la edad adulta, celebrar el nacimiento de una criatura, honrar la muerte de otra, celebrar que dos personas se juntan y se quieren… Todo este tipo de rituales, antes de que existiera cualquier tipo de religión, siempre se han hecho a partir de la música, de forma natural e inherente al ser humano. Con los instrumentos que se tuviera y sobre todo con la voz. Por eso también me dedico a la voz.

Con mis grupos, sobre todo con el CoroDelantal, acabamos haciendo rituales porque cuando nos juntamos a cantar (también la dirección coral considero que es algo muy chamánico) acabamos haciendo cosas muy hermosas que nadie esperábamos. También ponernos el delantal como uniforme, el delantal como máscara de cuerpo, a modo de las máscaras africanas, de las máscaras griegas, a modo de cualquier tipo de manifestación artística en la que se sabe que se está implicando a lo invisible, a lo divino. Cuando te pones el delantal te conviertes en algo que no te atreves a ser en tu vida rutinaria, en tu vida cotidiana.

Y con Dúa de Pel, que es el otro proyecto con el que ya llevamos varios años, igual, los conciertos son rituales. El público nos cuenta que ha experimentado un viaje, una transformación, un recuerdo, el contacto con algo que no saben muy bien qué es, un inconsciente colectivo.

Entonces sí, creo que la música, y sobre todo a través de las voces, nos conecta a intérpretes y público con algo muy humano y muy esencial.

MS: Lo que he visto en vuestras reuniones es que, aunque no os dé tiempo a ensayarlo todo, la energía está puesta ahí y hay una complicidad, un lenguaje que no es explícito, una conexión que es muy interesante.

SM: Claro, que tú has venido a los ensayos. Sí, con estas mujeres del CoroDelantal yo llevo ya bastantes años trabajando, pero me he dado cuenta de que ahora, en el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA), he juntado a otra gente para hacer un CoroDelantal allí y he ido observando cómo es el proceso desde el principio, cómo la gente se va convirtiendo en cantantes del CoroDelantal: desde que son gente normal hasta que de pronto se van metiendo ahí y ya empieza a haber ese tipo de complicidad de la que hablas y esa manera de pensar en comunidad, en colectivo, una comunidad enloquecida y abierta a la conexión.

Y me ha parecido muy gustoso, porque con el CoroDelantal de aquí de Madrid ya llevaba bastantes años y ya nos conocemos mucho, nos entendemos muy bien y también hemos crecido mucho juntas, pero ahora al empezar de nuevo el proyecto en Alicante ha sido muy interesante ir impregnando a esas nuevas personas con esta manera de hacer las cosas, y cómo cada una ha ido aportando y de nuevo hemos empezado a ir creciendo juntas.

Es muy bonito. Es algo no tan fácil de explicar. Hay que verlo.

MS: A mí me encantó escucharles a ellas, que decían: “Menos mal que estás tú, Sonia, que crees en nosotras y lo vamos a conseguir, porque ahora mismo estamos perdidas”. Es muy bello ver esa diferencia entre el trabajo individual y colectivo, y que la suma de las partes es mucho más que cada una por separado.

SM: Claro, por supuesto. Es una gran relación de confianza. Ellas confían en mí y yo confío en ellas, y se genera eso. Montamos algo que en realidad es una co-creación. Yo soy la responsable del grupo y la que va liderando esa energía, como os digo, de una manera bastante chamánica, más que como una directora que mueve los brazos ‘por encima de la línea’ (técnicas de dirección coral). Es esa confianza, esa complicidad lo que hace que estemos todas en eso y que cuando acabemos de ensayar una obra nos miremos y digamos: “Qué chulo”.

Es siempre sorprendente, inesperado. Y si la ensayamos de nuevo, saldrá algo distinto. Y claro, eso luego el público lo nota: “¿Qué ha pasado aquí?”. Pero eso me pasa con el CoroDelantal y también con Dúa de Pel. Con Dúa de Pel somos sólo dos personas, aunque a veces cantamos con más músicos, y también pasa eso, que acaba la canción, nos miramos y decimos: “Menudo viaje”, y de pronto el de la marimba está llorando, el otro está paralizado, y dices: Aquí pasa algo.

Y al final, el público acaba siendo partícipe de esa energía co-creadora, de esa magia, de esa energía que somos capaces de generar o atraer.

MS: Hablas de ese conjuro que se genera. Muchas veces eso parte de las partituras, porque tus partituras son plenamente experimentales. Muchas veces, con el CoroDelantal incluso el propio espacio se convierte en una partitura. A veces a cada objeto asignáis un sonido, incluso construyes partituras con distintos elementos. El espacio, la partitura, el ritual… ¿Cómo lo haces? ¿Cómo juntas todo eso? ¿Cómo conviertes un espacio en música, más allá del propio sonido?

SM: Yo creo que todo parte de la escucha. Hay algunas compositoras de los Estados Unidos a quienes admiro mucho; una fue mi maestra Pauline Oliveros. Ella fundó el Instituto de Escucha profunda (hoy llamado Center for Deep Listening), y tiene unos ejercicios de escucha que son deliciosos y que te hacen escuchar de manera que te conectas con las cosas, con las personas.

También está Meredith Monk, que no ha sido mi maestra pero que compartimos cantantes; es decir, que hay cantantes de sus grupos que han sido parte del CoroDelantal de Nueva York. Me siento bastante identificada con ella también. En una entrevista, Meredith comentaba su manera de componer, describiéndola como “una escucha muy profunda, tanto que permites que algo que existe en otras dimensiones pase a través de ti”.

Estudié en Estados Unidos, me formé en Nueva York. Otro neoyorkino, John Zorn, cuya visión de la música también me interesa mucho, habla de que cuando llegas a un lugar contactas con los genios que habitan en él. Él no habla de musas sino de genios. Dice que cuando llegas a un lugar estos genios te susurran cosas.

Al final, creo que todo va de lo mismo, que va de una escucha. Llegas a un lugar, abres las antenas y se te va revelando todo. Pero también a la hora de crear, por ejemplo a la hora de crear estas partituras-escultura de las que hablas, sucede igual. En un rato cojo un avión a Paraguay con nueve bultos, uno de los cuales es una maleta llena de partituras táctiles, etc. porque las voy a exponer en Asunción.

He seguido creando estas partituras, a las que he llamado ‘partituras raras’, porque me suponen una manera de ponerme al servicio de esa inspiración. De estar al servicio de algo más grande que yo, y si realmente estoy al servicio estoy con todo, aunque no entienda lo que hago. Es una entrega total.

Intentar encajar en un pentagrama una información musical que pide otros soportes sería reducirlo, no honrarlo. Como os contaba, en mi familia hemos tenido también esa manera de comunicarnos, a través de las artes plásticas, y eso me ha dado recursos para ponerme a disposición y con apertura a hacer otro tipo de partituras.

Una partitura, por ejemplo, ha querido manifestarse en forma de una tabla de arcilla con un camino dibujado. Otra en forma de hilo de cuero con unas figuras geométricas, otra que es una tabla de madera con unas chinchetas clavadas y unos hilos que las unen, o la que pidió ser de oblea para comérnosla al final de la interpretación y hacerla desaparecer.

Este tipo de obras sólo se pueden crear desde una escucha profunda. Si a esa inspiración que viene así de libre quieres imponerle un pentagrama o un compás o una melodía, te estás perdiendo lo que es la obra. Por eso ha sido esto de crear partituras distintas: algunas en las que te metes dentro, que paseas sobre ellas

Me ayuda mucho crearlas para el CoroDelantal, porque en el grupo hay gente que lee música y gente que no lee. Música me refiero a pentagrama… Entonces es muy curioso ver cómo las personas que no han pasado por la enseñanza académica de la música son capaces de leer estas partituras distintas de una forma más fluida que alguien que ha pasado por la formación académica y que está llena de miedos a equivocarse.

Aquí también surge esa lucha entre qué es la academia y qué es la música en realidad. Yo he pasado por la formación de conservatorio, de un máster universitario en composición musical… pero por suerte siempre he llevado una vida musical, acompañada de gente que no sabía leer pentagramas. Música folclórica con los coros y danzas de mi pueblo, música pop, jazz, flamenco… siempre en paralelo a esa formación.

Ha sido muy interesante vivir esos dos mundos que no tienen nada que ver entre sí. Eso también me ha ayudado a hacer las cosas que hago. Si sólo me hubiera formado en el mundo académico me habría costado mucho salir de ahí, viviría con los ojos cerrados a la música real y a ese disfrute que produce.

Nueva York, con la improvisación libre, la performance, me abrió la mente. Recuerdo varios momentos de pensar: ¡ah, que todo esto existe! Y también momentos de darme cuenta de que ocurrencias que tenía en clase y que se me prohibieron (mi trabajo de fin de carrera en Murcia quería ser una obra orquestal escrita enteramente en frecuencias), tratándome de chiflada, han sido ya hechos; como es el caso de Phill Niblock, otro de mis maestros, que se dedica a eso y que además tiene a sus músicos que interpretan desde frecuencias.

MS: Sí, en teatro también se trabaja así.

SM: Claro, el Teatro de la Escucha de Moisés Mato… Estudié con él aquí en Madrid.

MS: Tú tienes muchos elementos escénicos porque también te has formado en teatro y en otras disciplinas escénicas.

SM: Sí, la mímica, la danza, el kárate… Y me he visto envuelta en proyectos de todo tipo, también con personas de diversidad funcional. Por ejemplo, estuve dos años de profesora en los talleres del Centro Dramático Nacional en el festival ‘Una Mirada Diferente’, donde se hicieron grupos con personas ciegas, con síndrome de down, sordas, albinas, hemipléjicas junto con actores y actrices profesionales de teatro que no tenían diversidad funcional. Mi sensación fue muy curiosa porque me parecía un coro al uso. Después de trabajar tanto con coros y disfrutar de la gran variedad de personas que los componían, esto me parecía de lo más habitual.

Al final somos todas personas. Y la música tiene un poder integrador brutal.

Lo de tener en cuenta el espacio escénico se debe también a que siempre vi la música como algo más que sólo ponerte a emitir sonidos en un escenario y que haya gente en sus butacas escuchándote. Y también se debe a las distintas situaciones en las que me ha ido poniendo la vida y que he tenido que ir resolviendo de unos y otros modos con todos los recursos y técnicas que tenía.

MS: En tus proyectos sobre todo participan mujeres.

SM: Sí, como por ejemplo en este documental, que sois todas mujeres las que me entrevistáis.

MS: ¿A qué se puede deber que haya mayoría mujeres en tus proyectos?

SM: Lo de hacer proyectos con mujeres es porque si tú pruebas a hacer una propuesta en cualquier lugar y de cualquier actividad, y te van a venir 20 mujeres, y hombres 2, 1 o ninguno. Así que me he encontrado con esta realidad. Además, he estado muy implicada durante años (desde 2007) en el coro feminista de Madrid, que ahora se llama Malvaloca y que antes se llamó Coro Entredós.

Pero mi intención, en general, no es trabajar sólo con mujeres, sino que al plantear actividades son las mujeres las que se inscriben. Por ejemplo, como os contaba con el CoroDelantal del MACA, que es bastante reciente, abrimos convocatorias públicas en cada temporada de 3 meses para que entre gente nueva, y mandan su carta de motivación 15 mujeres y 2 hombres. A mí me da igual con quién trabajar, en realidad. No tengo preferencias.

MS: ¿Y lo de las ‘Mujeres dadá’ qué es?

SM: Bueno, me he visto envuelta en muchos proyectos en los que buscaban a mujeres artistas. En este caso se me definió como ‘mujer dadá’. A mí me hace gracia cuando alguien me mete en un saco de algo, porque yo hago mi trabajo y luego viene alguien y lo define. ¿Que soy dadá? Pues bien. ¿Que soy mística? Pues también. ¿Por qué no?

El proyecto de ‘Mujeres dadá’ es un impulso de Ximo Rochera y Lucía Peiró, que son dos artistas valencianos. Él es el director de la editorial Canibaal y ella es performer. Ximo pidió a Lucía la búsqueda de 16 mujeres dadaístas (ella incluida) para conformar este proyecto. A mí me conocía porque he hecho varias cosas en Valencia.

En Valencia hay un ambiente muy interesante de música experimental y de performance, muy activo. De hecho me gustaría hacer allí mi doctorado, en la Universidad Politécnica, en el Departamento de Escultura de la Facultad de Bellas Artes, donde hay profesorado como Bartolomé Ferrando, Elia Torrecilla, Miguel Molina Alarcón… Mucha gente interesante.

Para el proyecto de ‘Mujeres dadá’ recuerdo ver los e-mails y pensar: Qué cosa más rara. Pero no entendía nada. Y al final entendí que cada una de las mujeres teníamos que crear tres cartas de una baraja, redactar nuestro propio manifiesto dadá (de cada una) en la parte de atrás de esas cartas, y hacer una acción dadá para grabarla en vídeo y pasársela también. Así que hice el 7 de Oros, la Reina de Oros y la Reina de Espadas, y luego me grabé destrozando un plumífero que me había acompañado durante 10 años, para hacer un cambio de plumaje.

Así llamé al vídeo ritual catártico destrozando el plumífero: ‘Cambio de plumaje’. Podéis verlo en YouTube. Fue un sacrificio. Con el plumón del abrigo hice las cartas. Y lo que quedó del abrigo y del plumón lo entregué a Lucía y a Ximo para que lo metieran en cajas de cerillas y ser entregado a modo de objeto dadá (o pedazos del cadáver) a quien comprara la caja de ‘Mujeres dadá’.

(continuará)

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