Lunas de barro

Descripción

Hay evidencias de que las civilizaciones antediluvianas creaban esferas como herramienta para que cada cual, al recorrer sus caminos eternos, conectara con su mérkaba, su alma, sus registros akáshicos. Las esferas están hechas para un trabajo individual de autoconocimiento, para una escucha interna.

Se han encontrado esferas de barro escondidas bajo el Templo de Quetzalcóatl, en Teotihuacán (México); también bajo un árbol de la selva del Amazonas, en el Valle del Cauca (Colombia) o en la Acrópolis de Atenas. Sonia lleva desde octubre de 2024 creando estas esferas de barro crudo, de entre 5 y 9 centímetros de diámetro, tras una investigación acerca del trance a través de las manos y de la voz.

Estas esferas traen la música de las estrellas, que no se escucha con los oídos sino con el alma.